No. 543, Las sombras del asedio

 



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Descripción: ConfabulaCabezoteActual

 

FUNDADORES: Gonzalo Márquez Cristo y Amparo Osorio. DIRECTORA: Amparo Osorio. COMITÉ EDITORIAL: Iván Beltrán Castillo, Fabio Jurado Valencia, Marco Antonio Garzón, Jairo Alberto López, Carlos Fajardo. CONFABULADORES: Fernando Maldonado, Gabriel Arturo Castro, Sergio Trujillo Béjar, Guillermo Bustamante Zamudio, Fabio Martínez, Javier Osuna, Sergio Gama, Mauricio Díaz. EN EL EXTERIOR: Alfredo Fressia (Brasil); Armando Rodríguez Ballesteros, Osvaldo Sauma (Costa Rica). Antonio Correa, Iván Oñate (Ecuador); Rodolfo Häsler (España); Luis Rafael Gálvez, Martha Cecilia Rivera (Estados Unidos); Jorge Torres, Jorge Nájar, Efer Arocha (Francia); Marta L. Canfield, Gabriel Impaglione (Italia); Marco Antonio Campos, José Ángel Leyva (México); Renato Sandoval (Perú); Luis Bravo (Uruguay); Luis Alejandro Contreras, Benito Mieses, Adalber Salas (Venezuela);

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LAS SOMBRAS DEL ASEDIO

ARGEMIRO MENCO MENDOZA

 

Descripción: Las sombras del asedio - Argemiro Menco  Descripción: argemiro

 

  HERMANO GUAYACÁN

dáme tu fuerza dura

tus piedras sangíneas

y la ternura de tu flor.                                                        

 

 

 

MADRUGA EL MILAGRO

 

Aqui no llueve nunca en las noches de verano

¿De dónde proviene

el rocío que moja la hierva

y las hojas de los árboles?

 

Alguien agujerea

El calabozo de la noche

 

TAPA ABIERTA

La naftalina vuela.

Lleva en sus ojos el olor amoroso

y amarillo de mis nostalgias.

 

Como baúl amante, protejo

mis recuerdos, vuelvo a vivir

n antiguo sabor de litargirio.

 

Estornudo… releo las cartas,

yo sí era de Alicia.

 

YETI

 

Estamos en el monte más alto

          la nieve más albina,

          la huella más extensa,

          la mancha más impura,

          el oso más extraño,

          la sombra más negra,

          el gigante más titánico,

          la leyenda más nevada,

          la historia más blanca,

          el hombre más fornido

          y más aboninable,,,

Estamos en la cueva más oscura

 

GIORNO

 

Se necesita vida plena cuando la noche

es oscura y los cocuyos alumbran

la poesía en las cuevas furtivas.

 

Larousse, el pequeño diccionario,

instala una luz artificial

que da la ilusión del día.

Nació bella tu hija,

          mejor llámala Giorna,

Tú Aurora cultiva un girasol

                              en la cabeza.

 

                    (Para María Angélica Casalin, quien

                    nos alerta de vuelos sordomudos)

EPITAFIOS

1.

Regreso a la tierra, ciego

y ceniciento. Me vencieron

las historias. Yo sería eterno.

2.

Te maté, dulce sombra,

para que vivas sola

y sólo en mi memoria.

3.

El polvo de mis huesos,

-ceniza que apaga mi luz-

naufraga mi recuerdo.

 

TRÁNSITOS Y PERSISTENCIAS DE LO COTIDIANO

 

Descripción: Portada 1 Transito y  persistencia

García Usta mezcla géneros y estéticas: si bien una crónica permite la intromisión de la voz del periodista, en la obra de García Usta aparecen los recursos literarios que no son propios de o aceptables en un texto periodístico típico. El lenguaje literario, plástico y emotivo, se entreteje con fragmentos informativos, impersonales y llenos de datos; las citas de informantes a veces se sustituyen por narración omnisciente. El autor opta por la unión de ambas estéticas para demostrar que tanto el periodismo como la literatura son unas formas igual de válidas de narrar la vida humana y que la objetividad perfecta en el periodismo nunca es realizable.

 

Winston Morales Chavarro

 

Poemas:

 

DEL LIBRO NOTICIAS DESDE OTRA ORILLA (1985)

 

Primera Noticia

 

La historia es ésta:

Semanal, agria y con buenas espaldas.

Bajo su luz venidera

cantamos los que no tenemos voz.

 

Ortografia de hojas

 

Hace meses que las hojas

copian su margen

las huellas

que en letras urgentes

deja en tu cuerpo mi mano

(Así, sin embargo,

sólo aprenderá a leer el bosque).

 

 

“En estas líneas mi corazón te envío”

(Datos para el bolero)

 

Cuando escribo pienso en ti

y no sé cuándo volveré a verte

Los meses cada vez me gustan menos

pero te escribo algo de mi vida

-y duermo tranquilo con el recuerdo

en la almohada

Qué tal el tiempo allá

Acá me llueve todo el día

Y no es que se me arrugue el alma

pero casi

El portero canta tangos

imagínate

y una mujer con una cadera de yegua

me tiende trampas bajo el balcón

-tranquila, mujer, no es nada

Yo estoy bien pero el tiempo se demora

Tengo los labios cuarteados por el frío

Y no ando bien al caminar

el corazón me funciona

y te quiero pero suspendo ahora

estos escritos porque el portero

imagínate, amor

canta a medianoche aquello

de adiós hermanos compañeros de la vida

y vale la pena escucharlo.

 

DEL LIBRO DE LAS CRÓNICAS (1989)

 

Katari, hombre de pocas palabras, cuando su amor declara

 

Más eterna que las garzas de El Suán

la primera nieta de la noche,

su muslo encarna la maldición del metal,

la plenitud indecente del ciruelo

Proclama ella la razón del párpado,

la bisuaca de la certidumbre

y el honor que se acumula

en los ríos abandonados

Más recuerdo

que las aguas violentas del Sinú.

Princesa,

déme un pelo

para aliviar mi sombra.

 

Nota de tienda para Góngora

 

Este altísimo hombre

que arresta la luna en su bolsillo

y toma largos sorbos de dicha

al descuido.

Este altísimo hombre

que descuida sus más claras aficiones

de alcahuete de árboles,

de cartero ilustrado

y ha sido por unanimidad

amigo nuestro.

Este hombre cuya estatura

es la misma de los pescadores

al caer el sol.

Su frente semeja un tucán

que pregona sabios cinismos.

Metáforas de hombres primarios

reglamentan sus silencios.

Locos de buen ver eternizan sus vientos.

Allí donde viva

vivirá un poco de nosotros

en pie con su altura.

                                                A Jairo Puente B

 

GUILLERMO MARTÍNEZ GONZÁLEZ- HOMENAJE

 

Descripción: PHOTO-guillo

11 de mayo de 1952,  26 de septiembre de 2016

 

Descripción: anam2    Descripción: guillermo

Manuscrito inèdito

 

Esas tardes, esos paréntesis

Sucede que hay días
Que hay tardes en que uno
No quisiera trabajar
En que uno quisiera estar por ahí
Fumándose un cigarrillo
O bebiéndose un buen vino
Mientras se acerca la noche.
En que uno quisiera estar por ahí
Hablando sobre las primeras novias
Con un viejo amigo
Mientras la lluvia cae sobre la ciudad
Como una cortina blanca
Como un coro de ángeles húmedos.
Sucede que hay tardes
En que uno quiere volar por la ventana
En que uno quisiera ser como la música
Que no pesa en el aire ni en los hombres
En que uno está para soñar
Para conversar con antiguos
Días de la infancia.
Sucede que hay días así
Mañanas de esas en que uno amanece de vago
Tardes de ésas paréntesis de ésos
En que duelen los horarios del oficio
Y las teclas de la máquina
Se clavan en el alma.
En que uno está totalmente
Desligado del mundo
Y no quiere hacer nada
Y quisiera estar todo el tiempo
Bailando sobre la lluvia.

Piensa en sus cabellos de agua

Si un hombre
Vestido de lluvia
Te visita en la noche
No lo dejes partir muchacha
Piensa que sus cabellos
Son de agua
Que él ha escapado
De salvajes que bailan
En el verano.
Piensa que es alguien
Que conoce la música de los acantilados
Un hombre dispuesto
Para el tercer turno
De los oficios de la noche.
Alguien que ha caminado
En el mar sobre las aletas
De los tiburones.
No lo dejes partir
No lo dejes que se pierda en la tarde
Como si el arco iris devorara su cabeza.
Piensa que el jamás estropeará tus pies
(El será suave como la luna
Llena de pájaros)
Ni pasará como el viento sobre tu lecho.
Y ordenará tu cama
Y tu colección de abejas
Y no te dirá adiós sin un mensaje
De palomas en la puerta.

 Saludo al mundo con mi séquito de fantasmas

A veces despierto en la noche
Sobresaltado por el galope secreto del viento
Por la conversación transparente
De mujeres desnudas
Por el fragor de antiguas batallas
Y el humor dulce de recientes muertos.
Y entonces invadido de inmensos
Surtidores de mariposas
Poseído de la canción incesante
Del mar que me persigue desde la infancia
Saludo al alba con extrañas metáforas
Doy mis buenos días al mundo
Con mi séquito de fantasmas.

Símbolo

Como fluye el agua
De lo profundo de la tierra.
Como alguien enciende
El fuego en medio de la borrasca
O Alicia a través del espejo se une
Al viento en el País de las Maravillas;
Así quisiera escribir mi poesía: desnudo
Casi invisible: cantando
Como un pájaro de luz sobre la muerte.

Padezco de un sueño

Dejar de gritar
De oponer un vuelo de aves
Al lívido atardecer de los acantilados
Eso deseo:
Como los gorriones quisiera
Volverme hierba
Naranjo puro
En una pagoda de aire
Pero padezco de murallas
Y un sueño apedreado por los muertos.

 

Nocturno

En la sombra del árbol
Donde pájaros tristes saborean
La fruta enloquecida del viento.
En el origen de la lluvia
Y  el salmo de los anochecidos
En el borde de la luz
Tal vez allí estaré
Cuando este sueño que nos une
Se haya roto en el oleaje del tiempo
Y la muerte como un centinela de la amargura
Nos traiga su grano de polvo. 

Sin nombre

Estrella
Oh pequeño sol de la noche
Quiero
De nuevo la luz:
Soy ese pájaro ciego
Ese pájaro inútil
Ahogado en la tormenta.

Una resurrección

Una resurrección,
Pido ahora para poder vivir
En estos días de muerte
De mal que se agarra
A mi garganta como una soga.
Para volver a sentir de nuevo mis heridas
El sol que quema al deseoso
El odio, la ironía que nace de mi amor.
Para volver a verte, amiga mía,
Dulce cantora entre la lluvia,
Como cuando estábamos poseídos de luz
Y tú soñabas frente a mi espejo
Y de tu boca salían pájaros.
Renacer,
Eso pido como cualquier Lázaro
En estos días en que transito
Solo en la sombra
Como piedra lanzada al vacío.

Muchacha en el río

Recuerdo tu pubis bajo la sombra del puente.
El ruido del agua junto a tu cuerpo.
Recuerdo la salvajina y tu voz que sobresalía
del Chorro de las Piedras. Te recuerdo
junto al caballo, junto a la estrella que descendía
del árbol. Te recuerdo así: desnuda
sobre las piedras del río.
 ANAS

  

METAPHYSICA

 

 

Sabiduría

desnudez difícil

 

Carlos Miguel Gómez Rincón

***

 

 

 

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CARTAS DE LOS LECTORES

 

QUERIDOS CONFABULADOS: Mis felicitaciones a la Editorial Aula de Huanidades y a sus creadores e integrantes. Juan Mario Delgado.

***

 

 

AMIGOS CONFABULADOS: Excelente Edición. Los poetas publicados me cautivaron. Beatriz Basile

 

***

 

AMIGOS CONFABULADOS: Gracias por la Crònica de Luz Mary Ortìz, un gènero que merece màs reconocimiento y difusión. Bernardo  Mariño Rojas

 

***

 

 

CONFABULADOS: Saludo a la poesía de mi coterránea Marisol Bohórquez. Nelson Enciso Yepes.

 

 

 

***

 

QUERIDOS CONFABULADOS: Profundos y maravillosos poemas de Ricardo Dìez Pellejero. Natalia Fuenmayor

 

No. 538, Dos ausencias que duelen


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METAPHYSICA

 

 

Cuando un amigo se va

queda un espacio vacío...

 

Alberto Cortéz

 

HERNANDO SOCARRÁS

 

Confabulación registra con profundo pesar el fallecimiento del poeta y amigo Hernando Socarrás, ocurrido en Bogotá, el 12 de julio pasado. A Conchita, a sus hijos Erika, Saulo, Sinuhé, Francisco Eduardo y Alberto Rafael, a sus familiares y amigos, nuestra voz de solidaridad y cariño. 

   

Descripción: SOCA PORTADA El fuego de los nacimientos - Hernando Socarrás Descripción: Hernando Socarras  (1)

  

BAJO EL SIGNO DEL SILENCIO

Por Gonzalo Márquez Cristo

Una cenicienta tarde bogotana de 1989, el hombre eternamente vestido de blanco que había hecho de sí mismo una obra capital, acudió a una cita concertada por Amparo Osorio con una botella de ron y varios de sus libros invadidos de silencio, luego sacó del enorme bolsillo de su gabán un disco de Joe Cocker y sus Perros Rabiosos e hizo un homenaje a Woodstock que todavía retumba en mi memoria.

“Para ser poeta Socarrás no necesita escribir”, pensé a los pocos minutos de conocerlo, mientras él afirmaba con sus marcados ademanes que “la amistad no podía ser una pregunta sino una respuesta”, sentencia que se tornó para ambos inobjetable con el paso de los años.

Las urgencias del afecto fueron tejiendo nuestra presencia en diversas latitudes y desde entonces coincidimos siempre mágicamente en las citas acordadas por la vida pero también en aquellos sigilosos emplazamientos de la muerte.

Recuerdo que hace veinticinco años, iniciamos un viaje, que todavía no termina, de Bogotá a Caracas por vía terrestre, en un itinerario colmado de sorpresas bajo el abrigo de poetas venezolanos que aún cruzan como cometas nuestro corazón, y fue así como en una de aquellas noches mágicas de Mérida, encontrándonos atrapados en un apartamento debido a las disposiciones inherentes a un proceso electoral, ante la imposibilidad de conseguir alimentos, vi como “Soca”, quien cultivaba la gastronomía italiana –a tal punto que había fundado varios restaurantes–, se enfrentó a la aventura surrealista de preparar unos espaguetis con los rudimentarios condimentos hallados en esa cocina desierta, y lo que es más increíble, a servirlos en profundos vasos de cristal ante la ausencia de platos y cubiertos.

Hacia 1990 acudí a un evento organizado por él, en San Diego (Cesar), donde se le rendiría homenaje al poeta venezolano Alfredo Silva Estrada, y observé cómo entre la horda de escritores que llegaban del vecino país, Soca se desplazaba como una nube –o así me parecía por el color de su ropa y la luminosa euforia–, hasta que una inmóvil tarde, cuando iniciaba el sacrificio del sol, lo vi subir raudo al campanario de una iglesia, permaneciendo allí oculto durante algunas horas, urdiendo un misterio que todavía no ha sido resuelto; y sólo mucho más tarde lo pude volver a ver, avanzada la interminable fiesta de clausura del insólito festival que terminó con un concierto privado del compositor vallenato Leandro Díaz.   

Un año después viajamos en autobús por carreteras sinuosas hasta llegar Quito, previa escala en Pasto, donde nos iniciaríamos en el culto del yagé después de una visita a la prodigiosa laguna de La Cocha, al lado de nuestro amigo Arturo Bolaños, quien aún protege nuestro respiración. Y posteriormente realizamos un viaje a Cartagena, periplo temerario donde Soca, quien había extraviado su licencia de conducción, se empeñó en que yo debía manejar sin saber hacerlo –pues mi experiencia en este oficio era de tan solo ocho días– hasta la fría Tunja, ciudad donde este poeta de barba luenga recibió el volante de mis manos temblorosas, no sin antes brindarme un merecido whisky, en una hostería desde la cual contemplábamos el misterioso Pozo Donato, que los conquistadores españoles intentaron vaciar sin éxito, en busca de un tesoro jamás descubierto.

En 1992 me encontré sitiado por los hermosos textos de su libro Que la tierra te sea leve, para el cual escribí un comentario bautismal, y una tarde de 2005, mientras me hospedaba en su casa campestre de Cartagena –recuerdo el hecho con absoluta nitidez–, escuché unos extraños campaneos en el jardín al despuntar el alba, por lo que me levanté con sigilo a espiar desde la ventana de la habitación de huéspedes, y por minutos vi a Soca armado de una antigua jardinera de metal, con un aire similar al Whitman que describe García Lorca –con su larga barba llena de mariposas–, regando las flores y saludando a los árboles, antes de que el sol del trópico extendiera sus dominios.

Años después supe que el atemporal escritor había renunciado a realizar lecturas y en cambio efectuaba exposiciones de poemas, motivo por el que decidí sorprenderlo en uno de esos acontecimientos misteriosos organizado en las murallas de Cartagena, donde los asombrados asistentes se acercaban a los cuadros que contenían sus textos, y los leían con gran recogimiento, oficiando –como él lo había previsto– un tributo al silencio.

No hace falta rememorar más encuentros, o quizá solamente sean ya necesarios aquellos que propone la poesía, la cual se ampara en el linaje de la palabra imprescindible, razón que me lleva a evocar algunos de sus conmovedores versos que dibujan esa cicatriz llamada memoria.

En consecuencia espero ser ahora apenas un brillo de luciérnaga que pueda guiar al lector dejando escuchar ese silencio que Socarrás pulsa desde sus orígenes creativos, y que mis señales conduzcan al visitante a esos hallazgos tan esenciales para mí, mientras me sitúo afuera de las palabras, ¿pues qué ha hecho él, en su veintena de poemarios, la mayoría de ellos inéditos, casi perpetrados para sí mismo, si no es consagrar su escritura al poderoso silencio?

Seguiré entonces la estrategia del cazador de perlas, que podría definir a todo lector apasionado, quien en su aventura en los límites renuncia a todo con el propósito de privilegiar los deslumbramientos.

Comienzo aquí con una pieza notable de la poesía colombiana, sueño circular, homenaje preciso e irónico a nuestra fuente genética:

 

Mi padre se ha ido pareciendo

a mí.

 

Libre de cualquier memoria

su rostro atraviesa

 

cada uno de mis gestos,

cada página

 

cada miedo a repetir.

 

Tal vez sus poemas se borran a medida que pasamos las páginas, es decir que se reducen al blanco de su obsesión. En ocasiones siento que sus versos inscriben signos en la arena que deben ser disueltos.

Cultor del erotismo, Socarrás dibuja –no se podría decir escribe– este breve texto donde el movimiento, la suave ondulación, deletrea la carne:

Girar,

se demora

en tu cuerpo.

 

Y en el hallazgo siguiente, que mi memoria honra, amar se propone como un acto distante de toda singularidad, pues ¿acaso es posible ser original en los senderos que abre el deseo? ¿No había dicho Cioran que existir es un plagio?

La que ama

se repite

 

como alguien que vigila.

 

 

Convoco una pequeña obra maestra del erotismo que debería ser leída a la luz de Georges Bataille:

VITAM

(Vida)

 

El perro de presa levanta el hocico

 

y teme

haber hallado el amor.

 

Y si la casa, es un espacio interior como lo imaginó Bachelard, si la materia de su construcción está compuesta por piedra y cemento como por ensoñaciones y recuerdos, entonces el poeta fija su nostalgia:

 

La casa,

Otro paso interior

Que no he sido

 

Aquí un breve poema fraguado para enfrentar las fauces del abismo:

 

Todo lo que va a sanar

Espanta.

 

Como un culto a su creación artística, es necesaria esta interrogación magistral:

Me veo nacer como morir.

¿Hiere la poesía

el hilo que me sostiene?

 

Y algunas veces la escritura también sabe ser la venganza de las víctimas:

Luego de morir

las aves retornan a las manos

que rompieron sus cuellos.

 

Y como acopio de fuerza, un consejo profundo, una serena decisión que hará posible cosechar en tierra estéril:

Levanta un ojo

y ten fe

en el desierto.

 

En el siguiente epigrama el airado reconocimiento de la entropía, la alegre aceptación de los arrasamientos:

Nos reímos de la mordedura que es el tiempo...

 

Y como punto culminante de esta pequeña antología que he ido cultivando en mi interior durante tantos años, bajo el estigma de una complicidad esencial, uno de los textos fascinantes de su último poemario:

En términos de luz

la soledad completa

su nacimiento.

 

La soledad puede ser traducida como luz, según postula el poeta, y de ella surge su reino creativo, pero más allá, es posible –es urgente–, que la soledad ofrende nuestro origen, que sea umbral y sueño. Que sea alquimia del resplandor, fuego de los nacimientos...

 

Bogotá, 4 de diciembre de 2015

 

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Ùltimos poemas inéditos, escritos el 26 de mayo de 2020

 

REQUIEM POR HERNANDO SOCARRÀS 

Acaba de hacer su tránsito a la eternidad Hernando Socarrás, poeta del Caribe y hermano entrañable en el diario y noble aprendizaje de ser, amar, soñar y escribir. Próximo a cumplir los 75 años, “Soca” vivió a plenitud su aventura existencial siempre fiel a sí mismo y regando racimos de versos como estrellas fulgurantes por los territorios infinitos de la ficción terrenal. Irradiaba felicidad de manera permanente a través de sus ojos intensos, su sonrisa infantil, su barba de profeta bíblico, su palabra afectuosa, sus ademanes generosos y su pureza espiritual y humana. En su libro estelar El fuego de los nacimientos (Común Presencia, 2016), la voz poética de Hernando brota de su alma radiante, y su semilla, al caer directamente sobre la hoja de papel, “reemplaza su mudez por una herida / que se prolonga / en tierra firme”… En este hora de dolor, por el recuerdo de ese ser desbordante de júbilos ilesos, acompañamos de corazón a Conchi, su bella y maravillosa compañera de alegrías, viandanzas y quebrantos, a sus hijos “reunidos, así”, a su familia y a todos los que tuvieron el privilegio de conocerlo, quererlo y admirarlo.

 

JOSÉ LUIS DÍAZ-GRANADOS

Bogotá, 12 de julio de 2020.

 

ARMANDO ROJAS GUARDA

 

Como un homenaje al querido poeta y amigo, cuyo fallecimiento se produjo en Caracas (Venezuela) el 9 de julio pasado, transcribo las palabras que generosamente me pidiera para la contracarátula de su libro Mapa del desalojo en nuestra colección Internacional de Literatura los Conjurados, y cuya publicación fue posible gracias a la gestión y apoyo del también poeta venezolano Adalber Salas Hernández.

 

Descripción: ARMANDO Descripción: Mapa del desalojo - Armando Rojas Guardia

 

 

“Hablar de Armando Rojas Guardia es hablar de una cima poética en la que lo místico, lo subversivo y lo cotidiano se entrecruzan para ofrecer una voz única, cuyas vertientes y decantadas tribulaciones recuerdan el más profundo linaje de la palabra, ese que permite a los sedientos beber de la fuente inagotable que devela todos los rostros del espejo.

Regresaré por fin a la precaria/ claridad,/ al azar/ matemático del mundo:/ conciencia de ases fijos,/ lucidez.

Nos dice el poeta en una de las tantas inmersiones fulgurantes de su voz, y desde estos metafísicos y en apariencia serenos versos, traducimos la búsqueda de ese yo escindido que reclama para sí mismo el retorno de los dioses.

Esta ausencia o vacío prevalece en muchas de sus imágenes interiores, lo que a la manera interpretativa de Gaston Bachelard (“el inconsciente murmura sin cesar y escuchándolo oímos su verdad”), nos permitiría traducir que aún en sus poemas de factura cotidiana, continúa su navegación por una desnuda memoria (la nostalgia).

La fuerza subterránea de esta antología preparada por Adalber Salas Hernández, invita en su recorrido a los parajes íntimos de su prolífica obra, conduciéndonos a altísimos momentos de desgarradura e interrogación, de consagración y ruptura, pero sobre todo, creyentes o no, de acercamiento a una fe que va más allá de los cánones convencionales de las religiones, para instalarnos en la única religión posible del hombre, aquella que sólo puede ser habitable en la secretas ciudades del amor…

…Dios proscrito/ a quien unos cuantos, negra tribu/ llamamos con ronquísima dulzura/ compañero.

Y tal vez, en el abisal clamor de un misterioso y profundo estremecimiento que surge en las diversas instancias de su palabra, podemos afirmar evocando “La noche oscura del alma”, que Rojas Guardia es por excelencia, y en su luminosa hondura, uno de los poetas místicos más célebres de la contemporaneidad latinoamericana”

Amparo Osorio

Bogotà, Noviembre 2014

 

 

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CARTAS DE LOS LECTORES

 

CONFABULADOS: No me aguanto las ganas de celebrar los poemas de Yirama Castaño… Hondamente personales, distintos, en el sentido en que no repiten el tono y la falsa oscuridad de casi todo lo que se escribe ahora en verso… Gracias. Eduardo Escobar

 

***

 

 

CONFABULADOS: Muy interesante el artículo de Jessica Cárdenas. Felicitaciones  Carlos Rivadeneira.

 

 

***

QUERIDOS CONFABULADOS: No conocía a Hernando Socarrás pero me pareció excelente esta publicación. Anabel Martìnez Bernal

***

 

QUERIDOS CONFABULADOS: Buen relato el de Amílcar Acosta. Gracias. Abel Cáceres López.

***